Test de intolerancia alimenticia
Dentro de las afecciones que puede sufrir el ser humano, una que se presenta con cierta frecuencia es la intolerancia alimenticia. Suele ser identificada en edades tempranas por los padres al notar una reacción adversa ante algún alimento. Aunque también existen casos donde adultos al probar un alimento por primera vez observan este problema.
Es una condición súmamente común en niños que no presenta grandes complicaciones para la vida de quien la padece. Mientras en adultos no suele presentarse con tanta frecuencia, siendo el promedio un solo 2% de la población. Sin embargo, es importante identificarla para evitar sufrir las consecuencias de dicha particularidad.
¿Qué es la intolerancia alimentaria?
De una forma generalizada se puede definir una intolerancia como un conjunto de reacciones adversas que son causadas por un alimento. Este, contaría con un componente con el que el cuerpo presenta una reacción desfavorable por no contar con la capacidad de descomponer y asimilar dicho elemento apropiadamente. Esto desencadena en una serie de procesos químicos con el objetivo de aislarlo o desecharlo.
Tipos más comunes de intolerancia alimentaria
Los tipos de intolerancia alimentaria pueden dividirse según su origen, según cuales son los elementos que intervienen en dicha respuesta negativa. Existen dos causas posibles para cada reacción de este tipo.
- Metabólicas: estas son las más simples tanto de identificar como de tratar, dado que se comprende plenamente su origen. Consiste en la carencia de alguna enzima específica para sintetizar cierto componente de la comida, lo que ocasiona que el elemento que no haya podido ser metabolizado correctamente genere reacciones adversas. Esto ocurre con la lactosa, la fructosa, la sacarosa y el gluten.
- Inespecíficas: la intolerancia inespecífica es una condición muy particular dado que puede presentarse en ocasiones y no cada vez que se consuma cierta comida. Se debe al momento del consumo o a la preparación de la misma más que a un componente en sí. Además, puede desaparecer sin ningún tipo de tratamiento con el pasar de los años.
Intolerancia a la lactosa
Esta condición es del tipo metabólico, ya que se debe a la carencia de una enzima en el intestino. La lactasa (beta-D-galactosidasa) es la encargada de sintetizar la lactosa proveniente de productos lácteos. Este es un tipo de azúcar propia de dichos alimentos cuyo nivel de absorción óptimo se encuentra en la etapa de lactancia, donde los niveles de lactasa se encuentran elevados, lo que dificulta que se presente una reacción adversa.
Puede ser total o parcial, por lo que pese a presentar inconvenientes en su asimilación, no es una condición grave en algunos casos. Para que se presente, influye la alimentación en los primeros años de vida (en algunos casos), ya que el nivel de la enzima desciende drásticamente en el inicio de la infancia.
Cuando no se cuentan con los niveles adecuados de lactasa en el intestino, ocurren todos los síntomas causados por el rechazo del organismo. Al no poder asimilar la sustancia, busca desecharla, provocando trastornos intestinales. Como podría ser hinchazón, calambres en la zona abdominal, nauseas, diarreas o vómitos.
Intolerancia al gluten
Se debe a una carencia metabólica para descomponer el gluten, una proteína presente en muchos cereales. También se le conoce como celiaquía, es una enfermedad delicada que puede repercutir significativamente en la salud. Ocurre cuando, al no presentar la enzima para descomponer el gluten el intestino, genera una reacción autoinmune. Si se presenta frecuentemente puede terminar en un deterioro grave de la mucosa intestinal.
En algunos casos leves esta dolencia puede seguir causando síntomas aun tras la eliminación de dicha proteína por completo. Esto requiere urgentemente de la intervención de un especialista. Si la intolerancia alimentaria al gluten no es tratada correctamente puede desencadenar múltiples problemas de salud. Como podría ser anemia, dificultad para asimilar ciertos componentes o síndrome de colon irritable.
Síntomas de la intolerancia alimentaria
- Neurológicos: mareos, vértigo, dolores de cabeza, migraña o en circunstancias graves convulsiones.
- Psicológicos: estos pueden presentarse en cualquier momento de la vida, pero suelen desarrollarse comúnmente en niños. La incapacidad de sintetizar algún componente puede generar ansiedad, depresión, hiperactividad, letargia, irritabilidad, problemas de coordinación y aprendizaje.
- Dermatológicos: acné, erupciones, eczemas, picor, psoriasis y urticaria.
- Musculares y articulares: cansancio, dolores, espasmos, inflamación articular, favorece a la aparición de artritis, artrosis y fibromialgia.
- Gastrointestinales: náuseas, diarrea, gases, distención abdominal, vómitos, reflujo, estreñimiento, dolor abdominal, favorece a la aparición del síndrome de colon irritable.
- Cambios de peso: la intolerancia alimentaria puede favorecer a problemas para subir o bajar de peso. Por ello, al realizar modificaciones en la dieta, los pacientes pueden tener cambios significativos en su peso. Esto en algunos casos se debe a que el problema metabólico puede generar una retención de líquidos, pese a mantener una alimentación equilibrada.
Diferencias entre alergias e intolerancia alimentaria
Estas reacciones suelen confundirse, ya que presentan síntomas en común y ambos se asocian con una reacción negativa hacia algún alimento. Sin embargo, ambos son originados por una serie de procesos muy diferentes, con causas y consecuencias distintivas.
En la alergia, el cuerpo presenta una reacción desmedida contra algún componente por pequeña que sea su porción, causando inflamación en las vías respiratorias, enrojecimiento, ardores y dificultad para respirar (en casos graves asfixia por la inflamación de la glotis). Además de que existe una reacción por parte de los anticuerpos.
Cuando existe una intolerancia alimentaria, algunos individuos pueden ingerir pequeñas dosis sin presentar efectos adversos. No suele presentar síntomas en las vías respiratorias, la mayoría son estomacales o dérmicos. Tampoco hay reacción por parte de los anticuerpos en estos casos.
Una reacción alérgica puede tener síntomas mucho más peligrosos. Mientras con la intolerancia los riesgos son principalmente a mediano plazo, la alergia puede poner en riesgo la vida. Principalmente por el impacto que tiene en la tensión arterial y el proceso inflamatorio que ocasiona.
Test de intolerancia alimentaria
El test para identificar este trastorno puede ser referido por cualquier especialista de la salud. Consiste en una extracción de sangre, la cual será sometida a una serie de pruebas y estudios a fin de identificar las particularidades genéticas que podrían desencadenar la intolerancia alimentaria.
Sin embargo, para un tratamiento de la intolerancia, lo correcto es acudir a un nutricionista. Por ello, en nuestra clínica lo estudia y lo valora la Dra Nuria Ugarte realizando posteriormente una dieta personalizada en base a los resultados obtenidos en el test de intolerancia.
Tratamientos para la intolerancia alimentaria
Tras identificar el componente que causa la reacción adversa, existen distintas maneras de proceder. En intolerancias a la glucosa, fructosa, sacarosa o lactosa, es posible consumir cantidades pequeñas. También dependerá del tipo de intolerancia y las recomendaciones del especialista.
Mientras los celíacos deben suprimir completamente de su dieta el gluten porque las implicaciones de este para su salud son muy graves. En todas las intolerancias son necesarias dietas acordes a las necesidades nutricionales de cada individuo.
Algunas personas tienden a mejorar en cuanto a su condición con los años, gracias a un cambio metabólico o en la alimentación. Incluso para ciertos casos existen suplementos que favorecen que esto ocurra. Sin embargo, no todos presentan una respuesta positiva ante ellos.