Eliminación de tatuajes
La eliminación de tatuajes sin bisturí hasta no hace mucho tiempo era considerado un mito o algo imposible porque las partículas de tinta no eran sencillas de eliminar con la tecnología que se tenía en el siglo XX. No fue hasta inicios de los 2000 donde se descubrió que era posible eliminarlos con láser.
Desde el descubrimiento de esta alternativa, la demanda de tratamientos de este tipo ha crecido gradual pero constantemente. El Centro Dermatológico Internacional es el organismo encargado de recopilar estas cifras.
Con lo práctica que puede ser la eliminación de estas marcas en la piel el temor con respecto a su duración ha disminuido ya que no siempre los tatuajes realizados en la juventud son apreciados con el pasar de los años. También es común recurrir a esta opción cuando el resultado no ha sido el esperado.
Tratamiento de eliminación de tatuajes
- En nuestra clínica la Dra Nuria Ugarte realiza una información, valoración y estudio de la zona a tratar así como una historia clínica del paciente por si existiera algún tipo de contraindicación que impidiera realizar dicho tratamiento.
- Durante el tratamiento: se prepara el área a tratar y se calibra el equipo de forma personalizada en base a la lesión tatuada. El equipo médico se sitúa sobre la piel y se dispara recorriendo todo el espacio pigmentado, de tal manera que conseguimos fragmentar las partículas de tinta en otras más pequeñas consiguiendo que como otro detritus celular se puedan ir eliminando de forma progresiva por las células fagocitarias de nuestro organismo, los macrófagos.
- Después de las sesiones: tras finalizar cada sesión se debe realizar una cura con tratamiento pautado por el médico en base a la respuesta dérmica tras la agresión sufrida por la aplicación del láser ya que el tejido se encuentra lesionado. Posteriormente en la clínica se le explicarán las pautas domiciliarias que el paciente deberá de seguir. Además deberemos de observar la evolución del tratamiento en los días posteriores para que la cicatrización del tejido y su regeneración sea la correcta. Después de 6 u 8 semanas debe realizarse la siguiente sesión para que el procedimiento sea efectivo.
¿Qué tener en cuenta a la hora de eliminar un tatuaje?
Antes de someterse al tratamiento debe de ser analizado y valorado por un especialista quien deberá:
- Evaluar la zona dermatológica a tratar así como una serie de preguntas clínicas específicas con las que se podrá decidir si dicho paciente es candidato o no a la realización de dicho tratamiento.
- Color del tatuaje: cada color presenta una respuesta diferente en la eliminación de tatuajes mediante láser. El negro responde habitualmente bastante bien, mientras que los tonos claros de verdes y azules son difíciles de eliminar.
- Color de piel del paciente : fototipo de piel y/ o última exposición solar.
- Tiempo que ha pasado desde la realización del tatuaje, el cual no deberá de ser inferior a 6 meses.
¿Es doloroso eliminar un tatuaje?
El dolor durante cualquier procedimiento es muy relativo y propio de cada paciente que pasa por estas intervenciones. Sin embargo no es un procedimiento especialmente doloroso, en la mayoría de casos es solo una molestia percibida. Mientras que otros individuos pueden describir sentir quemaduras muy pequeñas en la piel que se está tratando.
Es importante recordar que no todos responden igual ante el dolor ni todas las zonas del cuerpo son igual de sensibles. Aunque se evita que sea un tratamiento insoportable para los pacientes, es posible incluso aplicar cremas anestésicas o inyecciones que reducirán la sensación durante las sesiones con láser. Los días posteriores también se suele notar cierta incomodidad, malestar leve o ardor en la zona tratada.
La duración dependerá de la zona a tratar aunque no suelen hacerse sesiones muy largas. Después habrá pocos daños en la piel por regla general y la mayoría serán en las capas superficiales aunque pueden aparecer ciertos efectos secundarios que siempre habrá que explicar a los pacientes.
Eliminar con láser un tatuaje
Para la eliminación de tatuajes el láser no es la única técnica existente. Sin embargo es la opción más empleada y más recomendada considerando sus tasas de éxito junto a sus posibles consecuencias. Otros tratamientos dañan profundamente la piel, además de que suelen ser muy dolorosos.
En un tratamiento con láseres la piel se adormece antes de iniciar cada sesión para que el paciente no sienta dolor. Una vez se inicia el proceso, la duración dependerá de la zona a tratar aunque no suelen hacerse sesiones muy largas. Después habrá pocos daños en la piel y la mayoría serán en las capas superficiales. Las cicatrices con este método no siempre aparecen, depende de la piel del paciente.
Otras formas de eliminar tatuajes
Como se destacó antes, para la eliminación de tatuajes han surgido múltiples tratamientos. Sin embargo no todos cuentan con tasas altas de efectividad e incluso algunos ya se encuentran en desuso. Son opciones que requieren de una intervención profesional donde la piel será trabajada quirúrgicamente.
Extirpación quirúrgica.
Antes de iniciar este procedimiento se inyectará anestesia local al paciente en la zona del tatuaje. A diferencia de otros métodos, en la extirpación quirúrgica se elimina la tinta por completo en la mayoría de casos.
Se corta la capa superficial de la piel y el tatuaje es eliminado enteramente con ayuda de un bisturí. Después de finalizar el procedimiento el especialista se encarga de unir la piel de los alrededores con puntos. Luego la zona se cubre con cremas o lociones antibacteriales para evitar una infección, y se recomienda al paciente hacerlo diariamente. Este tratamiento suele dejar una cicatriz donde antes se encontraba el tatuaje.
Dermoabrasión
Esta opción actualmente se encuentra prácticamente en desuso para la eliminación de tatuajes. Antes de iniciar con el procedimiento, la piel del área a intervenir se enfría para reducir la sensibilidad. Se quita la primera capa de la piel con un bisturí, luego con un cepillo rotatorio abrasivo se remueve la tinta. El tejido se une con puntos, se cubre con ungüento antibacteriano y cicatrizante.
Actualmente esta técnica ha perdido su vigencia porque es excesivamente agresiva con el tejido. Daña todas las capas de la piel con las que entra en contacto y casi siempre deja cicatrices. También cuenta con una recuperación un tanto molesta, donde hay ardor, dolor e incomodidad al tocar zonas aledañas.