Cuperosis, piel rosácea
El daño por el sol puede ser común, especialmente en días calurosos, sin embargo cuando se sospecha de cuperosis o piel rosácea existe una señal de alerta. En algunos casos esto puede indicar que se padece de algún trastorno o anomalía en el funcionamiento de los mecanismos de defensa del organismo.
La piel es un órgano sumamente delicado, que presenta una reacción rápida ante cierto tipo de estímulos como puede ser la alergia, un impacto o una herida muy superficial. Ante estas circunstancias, el cuerpo desencadena múltiples procesos químicos que resultan en inflamación y enrojecimiento. Cuando esto ocurre con demasiada frecuencia o ante estímulos muy leves internos o externos significa que se padece de hipersensibilidad.
Los trastornos de este tipo se deben a que el organismo no cuenta con la protección suficiente. Estos inconvenientes son comunes en personas con una tez clara. Cuanta menos melanina se encuentre en el tejido, mayor es la probabilidad. Cuando esta hiperreactividad de la piel no es tratada a tiempo se puede producir acné, psoriasis o atopí2a.
¿En qué se diferencian la rosácea y la cuperosis?
Estas condiciones pueden confundirse para aquellos que no se encuentran familiarizados con ellas, ya que ambas producen un enrojecimiento facial fácil de notar en la piel pero que no es causado por los mismos factores. Sin embargo, existen una serie de diferencias entre la cuperosis y piel rosácea.
La cuperosis es una condición que puede heredarse, la cual causa un cutis con una sensibilidad excesiva. Cuando esta no es cuidada adecuadamente puede escalar su gravedad hasta convertirse en patología. Al empeorar se genera una rosácea, una enfermedad que debe ser tratada como tal por profesionales, ya que puede degenerar. A su vez ambas condiciones también pueden diferenciarse por sus síntomas.
Síntomas de la cuperosis
- Enrojecimiento en las mejillas que dura poco tiempo en los casos leves.
- Sensación de ardor, picazón o calor.
- Falta de elasticidad en la piel y en los vasos sanguíneos.
- Sequedad en la piel.
- Cuando aparecen síntomas como acné, telangiectasias o papulopústulas ya no se trata de cuperosis sino de rosácea.
- Se concentra habitualmente en las mejillas.
- No suele cubrir todo el rostro.
Síntomas de la rosácea
- Enrojecimiento que suele abarcar el centro del rostro pero puede extenderse hasta cubrirlo completamente. Además este puede ser temporal o permanecer por largos periodos en la piel.
- Sensación molesta en el rostro, en algunos casos causa una inflamación en la nariz, entrecejo y barbilla.
- Aparición de Telangiectasias, vasos que son visibles, ya que se encuentran muy dilatados.
- Puede causar la aparición de pápulas y pústulas o acné.
- Suele aparecer en el centro del rostro o las zonas seborreicas.
- Se extiende hasta cubrir el rostro y el cuello, además puede favorecer a infecciones en los ojos.
Factores para la aparición de la rosácea y la cuperosis
- Psicológicos: emociones fuertes, el estrés, enfado, frustración o tristeza puede favorecer a la aparición de ambas condiciones. Estos debilitan el sistema inmunológico, y puede causar una prolongada vasodilatación en el rostro. Además, la serie de reacciones químicas que se desencadena favorece a los procesos inflamatorios.
- Alimentación: cualquier comida o bebida que cause inflamación o irritación puede facilitar la aparición de estos inconvenientes.
- El tabaco, el alcohol o las drogas pueden debilitar el sistema inmunológico. Además de que pueden tener una acción irritante una vez que entran en el organismo.
- Ejercicio intenso: las rondas de entrenamiento donde la exigencia es excesiva el cuerpo aumenta la tensión. Además de que se segregan grandes cantidades de adrenalina, acelerando el corazón y dilatando los vasos. Todo esto facilita que los capilares del rostro se deformen.
- Clima: temperaturas muy calientes o muy frías pueden causar severos daños en la piel. Ante ambos escenarios, si no se tiene la protección adecuada, la cuperosis o la piel rosácea tienen mayor probabilidad de aparecer.
- Presión: dañar la piel de esta forma, común al eliminar espinillas, se favorece a que aparezcan estos inconvenientes en el rostro.
- Químicos: maquillajes, pinturas, lociones e incluso la ropa pueden contener componentes irritantes. Si se sospecha de una predisposición de alergia a algún componente, debe evitarse al máximo y que no pueda desencadenar un proceso inflamatorio.
Tratamientos para mejorar la rosácea y la cuperosis
Para ambas condiciones no existe un tratamiento definitivo que pueda erradicarlas fácilmente. Sin embargo, es posible tratar todos los síntomas que la piel rosácea y la cuperosis generan para que no escalen en su gravedad y no se vuelvan más desagradables.
Para la aparición de vasos dilatados en el rostro es necesario optar por la intervención de un profesional. En nuestra clínica Dra. Nuria Ugarte realiza el tratamiento de la cuperosis telangiectasias y rosácea con láseres, Luz Pulsada Intensa, para mejorar estas marcas faciales. En un primer momento hay que realizar una valoración dermatológica del paciente así como una historia clínica. Posteriormente la doctora procederá a calibrar el equipo en base a la piel y gravedad de las lesiones utilizando unos parámetros personalizados según el paciente. Son técnicas bien toleradas con las que se debe de pautar unas recomendaciones dermocosméticas postratamiento domiciliarias personalizadas ( no exposición solar, utilización de pantalla total de fotoprotección y tratamiento regenerativo entre otras). Según la afectación dermatológica y la respuesta al tratamiento con IPL (Luz Pulsada Intensa) el número de sesiones requeridas variará. Se debe usar un protector solar con un mínimo de 30 FPS para evitar la irritación así como no realizar exposición directa al sol. El seguimiento y evolución del paciente es fundamental en este tratamiento médico.